Todo eclipse
representa un momento de transformación. Así, el eclipse del 8 de marzo
a las 21:28 (hora Venezuela) implicará un momento de cambio profundo que se
materializará a partir de Noviembre 2016 y los primeros cuatro meses de 2017.
Muchos se preguntarán por qué este eclipse tardará casi un año en manifestar su
efecto. La razón se atribuye a la hora
en que ocurrirá. Para los que viven en
el sudeste asiático, el eclipse total de
Sol ocurrirá el día 9 de marzo a tempranas horas de la mañana, así que
para ellos los efectos se harán sentir entre los próximos tres y seis meses.
Sin embargo, para los que estamos de este lado, veremos consumarse su efecto un
poco más adelante.
Con la luna nueva del 9 de enero de 2016 se inició la
cuadratura Quirón - Saturno para introducirnos en un ciclo de cambios progresivos
que culminará el 18 de diciembre de 2017.
La energía de Quirón aumenta la impaciencia y el sufrimiento por no lograr liberarnos de una buena vez de
todo aquello que nos aqueja. Se incrementa la vulnerabilidad ante el entorno y
se puede caer en actitudes
estereotipadas sin ningún norte o resultado satisfactorio. Existe la
posibilidad de dejarse arrastrar por las ideas de otros, sin notar que de esa
manera frenamos nuestra propia evolución.
Con este emplazamiento debemos aprender a utilizar nuestra mente
individual de manera creativa, con discernimiento. De esa forma logramos un genuino aporte, no al revés. Es momento de cuestionar muchos “debes” y
“tienes” para sustituirlos por un nuevo sistema de creencias más coherente y responsable con nosotros mismos.
Quirón puede aumentar el sentido crítico y de rechazo. Sin
embrago, detrás de toda esa actitud se encuentra el fuerte deseo de
aportar una contribución positiva, pero, si ese deseo es castrado aumentará el enojo
y la destructividad como forma de rebelión. La energía de Quirón dificulta la aceptación de las cosas tal y como
son. Y producto de esa insatisfacción actúa para generar cambios. El ideal de
perfección es alto bajo esta influencia. Y aunque se crea saber cómo deberían
ser las cosas, el aprendizaje se logra realmente aceptando los márgenes de
imperfección como forma de creación.
Quirón necesita integrar los
opuestos. Así que debemos estar atentos de no caer en la trampa del
perfeccionismo y la crítica intolerante, cuando no se tiene la verdadera
capacidad de encarnar esas mismas actitudes ideales en la práctica. Mientras no
hayamos encontrado nuestra coherencia interior, seguiremos fantaseando con la
perfección.
Cuando algo no nos gusta, nos atormenta y se convierte en
esa “piedra en el zapato” o esa “roncha” que no termina de desaparecer, Quirón se hace presente. Terminamos buscando
en todas partes la bendita cura, pero nada… sigue ahí, recordándonos que somos
simples mortales, padeciendo un
sufrimiento que “no nos merecemos” y que nos vuelve indefensos. La enseñanza de Quirón radica en aceptar la debilidad, lo incompleto y lo lisiado, producto de una herida emocional. Por eso la rendición ante lo que nos sobrepasa es un estado necesario, el único tal vez, capaz de transformar el dolor en aceptación. Quirón empuja hacia ese momento y mientras más nos resistimos a rendirnos, más duele y más oprime. La búsqueda de perfección es un espejismo. La perfección del Universo ya está manifestada y solamente cuando cambiamos el punto de enfoque la reconocemos, se nos revela. Así que aceptar lo imperfecto es el gran legado de Quirón.
Con el eclipse del 8 de marzo, se inicia la
sanación de un aspecto aún inmaduro en nuestra psique individual y colectiva.
La insatisfacción de Quirón por eliminar todo lo que lo limita pasará
finalmente por el filtro de Saturno, quien lo estimulará a canalizar su
descontento a través de acciones concretas, pragmáticas, precisas, detalladas,
constantes y a un ritmo probablemente más lento de lo que desearía. Pero, para los que no conocen mucho de
Saturno, aquí les hago una breve descripción de su energía y su sentido evolutivo en nuestras vidas:
El verdadero propósito de Saturno es presionarnos un poco
para que arreglemos lo que se rompió, recuperemos lo que habíamos descuidado y
pongamos orden dentro del caos. Saturno nos quita lo que nos estorba. Y lo
más valioso de su tránsito es que nos brinda la oportunidad de saber cuándo y
por qué lo que ya está desgastado debe llegar a su fin. De eso
hablamos cuando nos referimos a la madurez que brinda Saturno, de
reconocer y aceptar las condiciones específicas
de nuestra vida que funcionan y las que no.
Sin embargo, esta conciencia, que no llega de la noche a la
mañana, requiere de una gran cuota de sensatez. El ritmo de Saturno es lento. Sus logros se traducen en pequeñas
pero firmes acciones, esfuerzo sostenido, sin impulsividad y con proyección a largo alcance. Saturno
restablece la “cordura”. El fin de su energía es ayudarnos a recobrar la
confianza en nosotros mismos, sopesando cuidadosamente lo bueno y lo malo en toda acción que hayamos
emprendido.
Lo que Quirón sufre y quiere cambiar desesperadamente,
Saturno lo enfoca y analiza fríamente.
Determina cómo, cuándo y dónde
transformarlo. Saturno le dice a Quirón: “¿Lo ves, ya sabes de dónde viene ese
sufrimiento? Descuidaste tal cosa…
olvidaste esto otro… evadiste más allá (y una larga lista de circunstancias
claras, precisas y nítidas que son
ineludibles de reconocer)”. Y después de Quirón llorar y aceptar aquello que le
muestra Saturno, ocurre la genuina alquimia: la herida comienza a cicatrizar. En
ese punto de aceptación, Saturno interviene de nuevo y comenta: “Es momento de reparar. Cuentas
con varios recursos, pero el más valioso que tienes es tu capacidad de actuar
aquí y ahora. Hazlo consciente, con constancia y responsabilidad”.
Y por si fuese poco,
ante este diálogo cósmico aparece otra fuerza impulsora: Júpiter. Con él se estimula la búsqueda de justicia a través de alguna figura que asuma el rol de
autoridad capaz de resolver los problemas. Pero en oposición con Quirón y cuadratura
con Saturno, posiblemente no se encuentra fácilmente al que encarne ese papel.
No al menos de la forma en que esperamos. Es como si Quirón aún esperara que
alguien finalmente lo libere del dolor con una fórmula mágica. Pero, la influencia
de Júpiter nos motiva a que encontremos el significado más allá de las
dificultades y logremos inspirarnos con o sin mesías. Ya los altibajos
emocionales y el optimismo tantas veces herido, nos hará tomar conciencia de
nuestras verdaderas posibilidades, de nuestros límites y de los recursos con
los que realmente contamos para continuar.
Y para esto el arbitraje de Saturno permitirá que todo
recobre su equilibrio, lentamente, paso a paso. Saturno es el gran embudo que
se vuelve cada vez más angosto para evitar un derrame mayor. Regresar a la estructura, al trabajo
constante, sostenido y responsable en cada una de las acciones permitirá
restablecer el orden y el sentido perdido. Regresará progresivamente “la
cordura”. Todo aquello que se escape de ese orden, perecerá.
El eclipse del 8 de marzo será sin duda un detonante de
transformación y reconstrucción. Y dado
lo profundo de su efecto se llevará un año aproximadamente en materializar la
sanación de la herida.
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