miércoles, 24 de agosto de 2016

Eclipse 18 de agosto 2016

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    El eclipse penumbral de luna del 18 de agosto de 2016 despierta y reenfoca la energía de cambio en todos. Lo convencional pierde brillo y se aparta para darle entrada a una situación completamente distinta a la que se conoce, pero necesaria para continuar la evolución. Durante los próximos seis meses lo recomendable será abrirse a nuevos puntos de vista, respetar la intuición, buscar nuevas verdades que sintonicen con nuestra “idea de cambio”  y actuar con determinación.
  La energía de cambio muchas veces conlleva actitudes obstinadas, rebeldes, confusas, radicales y sin sentido práctico.  Sin embargo, este eclipse  ocurrirá en conjunción con el asteroide Palas  y esa circunstancia agudizará la noción de realismo ante el cambio. Esto puede aumentar la capacidad de adaptación a través de la implementación de tácticas precisas, planificadas, previsivas y perspicaces.  El lema de Palas es “sobrevivir y triunfar”, pues su esencia consiste en desarrollar estrategias para resolver situaciones.
Finalmente, este eclipse estimulante en lo creativo, lo estratégico y lo innovador abre puertas, renueva enfoques, quiebra  lo obsoleto y concentra  energía para alcanzar las metas.
  Todo en el Universo se concatena de manera precisa. La secuencia de eclipses tiene un sentido absoluto en el desarrollo de nuestra conciencia personal y colectiva. De esta manera podemos llevar un seguimiento preciso de las fluctuaciones que experimentamos, los descubrimientos internos, la transformación que vamos encarnando día a día y  podemos  crear nuevas circunstancias si así lo decidimos.
   Este eclipse del 18 de agosto funge como detonante del eclipse ocurrido el pasado 8 de marzo de 2016. Es decir, los temas abordados a partir de aquella fecha -  relacionados en su mayoría con situaciones desafiantes, en donde algunas personas revivían heridas que  salieron a la luz y clamaban atención, donde otros quizás experimentaron la necesidad de encontrar un nuevo rumbo, y unos cuantos, por otra parte, se quedaron atrapados girando en el mismo lugar, mientras “algo” ocurría afuera que les permitiera tomar decisiones en un futuro – reaparecen ahora para trascender lo limitante e incorporar una nueva visión.  Este eclipse propicia el cambio genuino, con “manual de procedimiento” y todo. Bueno, lo del manual de procedimiento es necesario que lo  establezca cada quien de acuerdo a sus objetivos. Lo cierto es que si de iniciar nuevos proyectos se trata, los próximos seis meses serán de ejecución del plan piloto.
  Este momento es una apertura hacia nuevas percepciones  y visiones. Podemos experimentar libremente nuevas aproximaciones  a situaciones que antes nos resultaban inexplorables y liberaremos viejas pautas restrictivas en nuestro inconsciente.  El yo podrá re-crearse, la autoexpresión surgirá con un renovado potencial  y es posible que recorramos caminos poco transitados. Lo maravilloso de esta nueva sintonía es que se podrá sentir como una fase liberadora y de armonización interior.

   “La ley suprema de la acción, la más impecable, la más amplia, es descubrir la verdad de tu propia, suprema y más íntima existencia, y vivir en ella sin ajustarte a ninguna norma externa.”
                                                                                  Mahatma Gandhi



martes, 8 de marzo de 2016

Eclipse del 8 de marzo de 2016

   Todo eclipse representa un momento de transformación. Así, el eclipse del 8 de marzo a las 21:28 (hora Venezuela) implicará un momento de cambio profundo que se materializará a partir de Noviembre 2016 y los primeros  cuatro meses de 2017.

   Muchos se preguntarán por qué este eclipse  tardará casi un año en manifestar su efecto.  La razón se atribuye a la hora en que ocurrirá.  Para los que viven en el sudeste asiático, el eclipse total de  Sol ocurrirá el día 9 de marzo a tempranas horas de la mañana, así que para ellos los efectos se harán sentir entre los próximos tres y seis meses. Sin embargo, para los que estamos de este lado, veremos consumarse su efecto un poco más adelante.

   Con la luna nueva del 9 de enero de 2016 se inició la cuadratura Quirón - Saturno para introducirnos en un ciclo de cambios  progresivos  que culminará el 18 de diciembre de 2017.

    La energía de Quirón aumenta la impaciencia y  el sufrimiento  por no lograr liberarnos de una buena vez de todo aquello que nos aqueja. Se incrementa la vulnerabilidad ante el entorno y se puede  caer en actitudes estereotipadas sin ningún norte o resultado satisfactorio. Existe la posibilidad de dejarse arrastrar por las ideas de otros, sin notar que de esa manera frenamos nuestra propia evolución.  Con este emplazamiento debemos aprender a utilizar nuestra mente individual de manera creativa, con discernimiento. De esa forma  logramos un genuino aporte, no al revés.  Es momento de cuestionar muchos “debes” y “tienes” para sustituirlos por un nuevo sistema de creencias más coherente  y responsable con nosotros mismos.

    Quirón puede aumentar el sentido crítico y de rechazo. Sin embrago, detrás de toda esa actitud se encuentra el fuerte deseo de aportar  una contribución positiva, pero,  si ese deseo es castrado aumentará el enojo y la destructividad como forma de rebelión.  La energía de Quirón dificulta la aceptación de las cosas tal y como son.  Y  producto de esa insatisfacción  actúa para generar cambios. El ideal de perfección es alto bajo esta influencia. Y aunque se crea saber cómo deberían ser las cosas, el aprendizaje se logra realmente aceptando los márgenes de imperfección como forma de creación.  Quirón necesita integrar  los opuestos. Así que debemos estar atentos de no caer en la trampa del perfeccionismo y la crítica intolerante, cuando no se tiene la verdadera capacidad de encarnar esas mismas actitudes ideales en la práctica. Mientras no hayamos encontrado nuestra coherencia  interior, seguiremos fantaseando con la perfección.

    Cuando algo no nos gusta, nos atormenta y se convierte en esa “piedra en el zapato” o esa “roncha” que no termina de desaparecer,  Quirón se hace presente. Terminamos buscando en todas partes la bendita cura, pero nada… sigue ahí, recordándonos que somos simples mortales,  padeciendo un sufrimiento que “no nos merecemos” y que nos vuelve indefensos.  La enseñanza de Quirón radica en aceptar la debilidad, lo incompleto y lo lisiado, producto de una herida emocional. Por eso la rendición ante lo que nos sobrepasa es un estado necesario, el único tal vez, capaz de transformar el dolor en aceptación. Quirón empuja hacia ese momento y mientras más nos resistimos a rendirnos, más duele y más oprime. La búsqueda de perfección es un espejismo. La perfección del Universo ya está manifestada y solamente cuando cambiamos el punto de enfoque la reconocemos, se nos revela. Así que aceptar lo imperfecto es el gran legado de Quirón.
     
    Con el eclipse del 8 de marzo, se inicia la sanación de un aspecto aún inmaduro en nuestra psique individual y colectiva. La insatisfacción de Quirón por eliminar todo lo que lo limita pasará finalmente por el filtro de Saturno, quien lo estimulará a canalizar su descontento a través de acciones concretas, pragmáticas, precisas, detalladas, constantes y a un ritmo probablemente más lento de lo que desearía.  Pero, para los que no conocen mucho de Saturno, aquí les hago una breve descripción de su energía  y su sentido evolutivo en nuestras vidas:

   El verdadero propósito de Saturno es presionarnos un poco para que arreglemos lo que se rompió, recuperemos lo que habíamos descuidado y pongamos orden dentro del caos. Saturno nos quita lo que nos estorba.   Y lo más valioso de su tránsito es que nos brinda la oportunidad de saber cuándo y por qué lo que ya está desgastado debe llegar a su fin.  De eso  hablamos cuando nos referimos a la madurez que brinda Saturno, de reconocer  y aceptar las condiciones específicas de nuestra vida que funcionan y las que no.

    Sin embargo, esta conciencia, que no llega de la noche a la mañana, requiere de una gran cuota de sensatez. El ritmo de Saturno es  lento. Sus logros se traducen en pequeñas pero firmes acciones, esfuerzo sostenido, sin impulsividad  y con proyección a largo alcance. Saturno restablece la “cordura”. El fin de su energía es ayudarnos a recobrar la confianza en nosotros mismos, sopesando cuidadosamente  lo bueno y lo malo en toda acción que hayamos emprendido.

   Lo que Quirón sufre y quiere cambiar desesperadamente, Saturno lo enfoca  y analiza fríamente. Determina  cómo, cuándo y dónde transformarlo. Saturno le dice a Quirón: “¿Lo ves, ya sabes de dónde viene ese sufrimiento?  Descuidaste tal cosa… olvidaste esto otro… evadiste más allá (y una larga lista de circunstancias claras, precisas y  nítidas que son ineludibles de reconocer)”. Y después de Quirón llorar y aceptar aquello que le muestra Saturno, ocurre la genuina alquimia: la herida comienza a cicatrizar. En ese punto de aceptación, Saturno interviene de nuevo  y comenta: “Es momento de reparar. Cuentas con varios recursos, pero el más valioso que tienes es tu capacidad de actuar aquí y ahora. Hazlo consciente, con constancia y responsabilidad”.  

    Y por si fuese poco, ante este diálogo cósmico aparece otra fuerza impulsora: Júpiter.  Con él se  estimula la búsqueda de justicia  a través de alguna figura que asuma el rol de autoridad capaz de resolver los problemas. Pero en oposición con Quirón  y  cuadratura con Saturno, posiblemente no se encuentra fácilmente al que encarne ese papel. No al menos de la forma en que esperamos. Es como si Quirón aún esperara que alguien finalmente lo libere del dolor con una fórmula mágica. Pero, la influencia de Júpiter nos motiva a que encontremos el significado más allá de las dificultades y logremos inspirarnos con o sin mesías. Ya los altibajos emocionales y el optimismo tantas veces herido, nos hará tomar conciencia de nuestras verdaderas posibilidades, de nuestros límites y de los recursos con los que realmente contamos para continuar.

   Y para esto el arbitraje de Saturno permitirá que todo recobre su equilibrio, lentamente, paso a paso. Saturno es el gran embudo que se vuelve cada vez más angosto para evitar un derrame mayor.  Regresar a la estructura, al trabajo constante, sostenido y responsable en cada una de las acciones permitirá restablecer el orden y el sentido perdido. Regresará progresivamente “la cordura”. Todo aquello que se escape de ese orden, perecerá. 

   El eclipse del 8 de marzo será sin duda un detonante de transformación y  reconstrucción. Y dado lo profundo de su efecto se llevará un año aproximadamente en materializar la sanación de la herida.