miércoles, 16 de julio de 2008

Astrología y Ley de Atracción

Años de investigación y comprobación han llevado al ser humano a plantearse nuevos esquemas mentales. Las visiones de lo que podríamos ser en un futuro se diversifican en tendencias biológicas y psíquicas absolutamente sustentadas en teorías sólidas.

El caudal de información nos lleva de un lado a otro si de buscar una respuesta “verdadera” se trata. Entre estudios, experimentos, foros, canalizaciones divinas y simples tertulias, el humano de hoy se debate entre su capacidad creadora y lo que le viene otorgado por fuerzas superiores a él.

Desde siempre la Astrología ha mantenido que los planetas reflejan lo que ocurre a nuestro alrededor. Más aún, que la carta natal puede definir lo que es un ser humano, con sus tendencias, karma, potencialidades y misión de vida. Esta es una de las grandes cualidades del conocimiento astrológico: puede describir la realidad con un análisis simbólico, porque los planetas representan un código determinado que define la realidad arquetipal de la persona.

Todo lo que se ve en un estudio astrológico se puede proyectar y plasmar en la consulta personal como una visión de la vida experimentada por el individuo hasta el momento. Luego, algunos astrólogos elaboramos pronósticos que recrean realidades supuestas, proyecciones futuras y tendencias generales, que confrontan al individuo con la elaboración de su destino y su capacidad de elección. Aun cuando el astrólogo interprete los tránsitos planetarios con cualidades expansivas o restrictivas, la persona siempre elige qué hacer ante tales tendencias.

Si un tránsito de Saturno establece la tendencia a la privación, la castración, el sentido de la responsabilidad o simplemente, la cautela, la ley de atracción va a generar todas esas manifestaciones en nuestra vida, de acuerdo al enfoque que le demos. El nivel de conciencia es lo que, en definitiva, nos da la capacidad de elegir en libertad.
En tiempos de física cuántica sabemos que las realidades psíquicas responden a simples elecciones, posibilidades y oportunidades. La ley de atracción está sujeta simplemente a la intención. Y la libertad de elegir nuestra intención sólo viene dada por la conciencia. El Universo es en sí mismo intención creadora y por tal motivo, toda su dinámica celeste está impregnada de ella.

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