viernes, 18 de mayo de 2007

Miren al cielo

Cuando inicié mis estudios de Astrología, me resultaba interesante todo lo que leía acerca de los planetas y el zodíaco. Era una apasionada del estudio de las "personalidades zodiacales" con todos sus secretos y excentricidades. Me tragué la colección entera de "Nuevas Tendencias en Astrología" de Ediciones Urano y encabecé las primeras listas de astrofanáticos de Liz Greene. Soñaba con ampliar mis estudios en el prestigioso "Centre for Psychological Astrology" de Londres y consagrarme como la primera "astroterapeuta latina". ¡Qué éxito!

Sin embargo, me distraje en el camino por aquello del amor y otros demonios, desviando mi anhelado sueño hacia nuevos intereses. La Astrología se fue convirtiendo en un extraño conocido a medida que iban aumentando mi número de consultas. Pasaba horas analizando carta tras carta, tránsito a tránsito, signo por signo... sin lograr satisfacer por completo mi necesidad de coherencia entre lo que ocurría "allá afuera" y lo que se sentía "aquí adentro". Terrible pronóstico para quien creía haber encontrado en la Astrología las respuestas a muchos de los misterios de la psique humana.

Un buen día, desempolvé los viejos libros, esos que una vez compré para tener una biblioteca "digna de un buen astrólogo" y retomando los postulados de Ptolomeo, Hiparco y Galileo me fui a nadar en las profundas aguas de nuestros ancestros. Siempre he creído que para comprender las cosas, hay que empezar desde el principio. Y así fue.

Los astrólogos-astrónomos de la antigüedad extraían sus datos directamente del cielo, observaban las constelaciones y los planetas que transitaban por ellas. Establecieron ciclos coherentes entre determinados tránsitos y los relacionaron con lo que ocurría aquí en la Tierra. Estos primeros científicos aplicaban métodos objetivos y básicos para comprender "su cosmos".
Hiparco, determinó el fenómeno de la precesión de los equinoccios, el cual consiste en el desplazamiento parcial del punto vernal, de tal manera que, en la actualidad, la constelación de Aries ya no brilla bajo el Sol desde el 21 de Marzo, sino que en su lugar está la de Piscis. Este fenómeno es el que los astrólogos han utilizado para determinar las famosas "Eras" (la era de Piscis, la era de Acuario, etc.)

Resulta interesante ver cómo las antiguas interpretaciones correspondían realmente con lo que acontecía en el espacio. El cielo se convirtió en la fuente de información fidedigna para explicar lo que presuntamente ocurría en la Tierra. Esto era absolutamente digno y confiable en aquel momento. Sin embargo, nos urge preguntarnos qué ha pasado con la observación del cielo en nuestros días. Quienes observan el cielo hoy por hoy son los astrónomos, incansables buscadores de estrellas, nebulosas, cometas y galaxias. Muchos astrólogos han dejado a un lado esa observación y por ello, los astrónomos, no aceptan sus postulados. Lamentablemente, la Astrología ha perdido credibilidad bajo los parámetros de la ciencia y peor aún, elude el compromiso de renovar algunos de sus criterios.

Con todo el respeto a los astrólogos tropicalistas, considero que se debe unificar la Astrología con nuevos conocimientos y observaciones actualizadas. Los sideralistas han sido realmente sensatos al aceptar y adaptar sus interpretaciones al fenómeno de la precesión equinoccial, sin embargo, no podemos quedarnos ahí, porque el cosmos está en expansión, nuestra psique está en expansión y la realidad cambia minuto a minuto.

Cuántos presuntos sagitarianos han llevado consigo el estandarte de la aventura, mientras que en el cielo del 30 de noviembre al 17 de diciembre la constelación de Ofiuco ha venido generando una nueva energía liberadora.¿Cuántos nacidos el 22 de marzo se creen piscianos, y los que cumplen 3 de octubre son realmente del signo Libra?

En fin, muchos creerán que hay un terrible malentendido, una falta de seriedad y hasta la mala intención de confundir a los inocentes lectores y aficionados a la astrología. Pero, les digo algo de todo corazón: es momento de mirar otra vez al cielo, sin prejuicios, ni expectativas. Observemos lo que ocurre y entendamos lo que sentimos. Basta de teorías infundadas en tiempos irreales.

2 comentarios:

Dakmar Hernández dijo...

Hola linda.
¡Bienvenida a la blogosfera!
Interesantísimo tu post. Me imagino que este será un espacio atractivo, interesante e inovador: una proyección de esa personalidad mágica y conocimiento que te caracteriza.
Gracias a tu interesante artículo sobre Ofiuco, me enteré que tengo una sobrinita, Ariadna, que se encuentra en el tercer grupo de los nacidos bajo este signo.
ESpero que sigas desarrollando esos interesantes reportajes y los veamos publicados en este espacio.
Besos y mucho éxito

Dakmar Hernández dijo...

Por eso digo, innovador.
Besito!!